Sigo buscando fantasmas pero no de los que habitan casas derruidas y olvidadas. Busco aquellos que se esconden en cartas, diarios y libros arrumbados, canciones, pedazos de memorias que alguien me dio.
Los trato de atrapar para convertirlos en mi sino, para tener presente el por qué estoy aquí y hacia donde quiero ir. Los encuentro y con una red imaginaria los trato de capturar. Esquivos vienen y van.
De vez en cuando son ellos los que atinan a encontrarme y con sigilo susurran a mis espaldas para hacerme vibrar. Entonces, la nostalgía me invoca a mí. Las nubes son más ligeras, el cielo más azul, la luna más blanca, las mariposas son hadas.
Esos espíritus se balancean en las copas de los árboles como el rayo del sol. Es entonces, cuando ya ninguna preocupación importa demasiado, me desvanesco con ellos...
Desde que tenía 9 o 10 años tuve una increíble fascinación por The Beatles. Había encontrado un cassette de sus éxitos olvidado en algún cajón de la casa y en cuanto lo escuché, a pesar de no tener ni una mínima idea del inglés, las melodías me cautivaron. Desde entonces, me he considerado hasta cierto punto beatlemana, sé de memoria la mayoría de sus canciones y guardo un par de libros biográficos de ellos. 
Te desplazas perenne e índomito. Me dejo llevar por tu grito hambriento que ahuyenta a las palomas y me pregunto ¿qué se sentirá ser un domador del viento?También evoco una nota sobre una burra que estaba pasando una temporada en una cárcel del Estado de México por patear y matar a una mujer.
Pueblos bajo escombros. Algunas veces, entre las ruinas, lo puedes ver. Tan pequeño como un alfiler, lleno de polvo. Hermoso y rutilante.
Si lo intentas tomar serás dueño de potestades y conocimiento ancestrales. La noche nunca volverá a ser igual.
Sin embargo, antes tienes que remover los cádaveres que la tempestad dejó tras de sí. Ellos te mirarán con ojos vacíos. A tu mente le caerá un velo denso, se nublará. La nada te abrumará, silencio. De pronto, retornarás a un vientre, que no será como el de tu madre. En vez de agua, te envolverá un líquido pestilente y de color magenta.
No podrás salir de ahí, te enredarás con tu propia carne, serás otro cadáver y alguien más mirará tus ojos vacíos…
Es tan pequeño, como un botón, frágil, lleno de polvo. Majestuoso. Intenta tomarlo entre tus manos. Ahí yace, en esas ruinas donde los muertos tienen aún los ojos abiertos.
