29 abril, 2010

Otra vez, palabras sueltas

Me prometo que un día tendré una vida para escuchar con calma todos los sonidos que me envuelven, para ver por horas el azul eléctrico de las tardes, para contar cada uno de los pasos que dé del Metro Hidalgo a Reforma e Insurgentes, para sentir algo más que no sea estrés, para aprender a andar en bicicleta y luego manejar, para tomarme un helado sentada en una banca de cualquier parque. Pero lo más importante de todo prometo que un día podré ser más que una promesa.

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